lunes, 27 de agosto de 2007

Tic-tac...tic-tac...shush...


Y cuando desperté,

aquella oscura nube negra seguía posada sobre mi persona


Por más que me escondo, parecen no desaparecer

por más que corra, no parezco avanzar

por más que grite, nadie me parece esuchar

y

por más que los comparta, parecen no ser entendidos


¿Y qué es esto?

¿Una sonrisa?

Si, lo es.

¿Por qué nadie me entiende?


Yo no comparto, yo no delego

Yo soy yo, y con eso basta

ME basta


Y uno a uno, cual segundo en un reloj

Va pasando

acumulando


Llenando, tic-tac

tic-tac


Todo se desmorona, tic-tac

tic-tac


No grito, no pataleo, no corro, no lloro


Aguanto, tic-tac

tic-tac


Shush...

domingo, 19 de agosto de 2007

Snakes and Ladders


Apúrateee, vamos, vamos, apúrate!! Te estás quedando atrás...un último esfuerzo...vamos, por favor, no hay que rendirse...

Lo logré, primer lugar! A descansar o no?

La verdad no sé por qué estoy aquí, lo último que recuerdo es ser aprisionado por supuesta locura. Fue un allanamiento bastante violento, estaba mal herido. Eso no les importaba, les interesaba apresarme, alejarme de la sociedad, de la cual, dicho sea de paso, me quería alejar. Estaba harto de sus locuras, estupideces, banalidades...cuando fue que todo se tornó tan oscuro...cuando habrá sido el momento en que todo cambió...


Eso es! Por eso estoy aquí, porfin esto tiene sentido. No me explico el sentido de la carrera, pero bueno, ahora estoy sumido en la más profunda oscuridad...y comodidad, no debo hacer el mínimo esfuerzo para llevar a cabo mis necesidades básicas, todo parece suceder como actos inconscientes. En fin, sólo me tengo a mí, para variar, voy a pensar . . .


Todo es siempre tan variable y subjetivo, que ya no me siento con la autoridad suficiente de siquiera expresar mis opiniones. Aparte, todo es tan...impredecilo, eso, esa es la palabra exacta, como Borges escribió una vez "Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares", entonces no me sorprendería saber que el momento de inflexión no fue mas que el resultado de...(redoble de tambores) nada más y nada menos que: ¡Un juego de azar! Al igual que mi primer lugar en esa carrera.

Respecto a ese tema, he estado pensando, tratande de acordarme hace cuanto fue esa carrera, cuanto tiempo llevo acompañado por nada más que mis pensamientos...no lo sé, pero qué curioso, este último tiempo, físicamente solo, y sólo conmigo mismo, me he sentido más acompañado que nunca, pleno. Supongo que siempre me necesité a mi mismo y a nadie más.


Oh!, pero qué es esto...luz! Eso es, porfin, este es el momento en que todo se corrompió, en que empezé a morir, ahora me acuerdo...porfin me acuerdo...no fueron las luchas, no fue culpa mía, no fui especialmente elegido...todo fue azar, el lugar donde pasó, quien me rodeaba, el hecho que fuese yo...

No veo más que una silueta gigante y blanca rodeado de una luz billantisima.

Ya no estoy refugiado...listo, empezé a morir.


YeEss

domingo, 5 de agosto de 2007

Qué tanto..?


¿Que tan dispuestos estamos a sufrir por alguien?


Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.

Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de mi amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas .Ésa es mi dote...La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar. Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposarás.

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve, y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena.
Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos. Alllegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa: ¿Qué fue lo que te ocurrió? ..Estabas a un paso de lograr la meta. ¿Por qué perdiste esa oportunidad?. ¿Por qué te retiraste?.

Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contestó en voz baja: No me ahorró ni un día de sufrimiento... Ni siquiera una hora... NO MERECÍA MI AMOR.



El merecimiento no siempre es egolatría, sino dignidad. Cuando damos lo
mejor de nosotros mismos a otra persona, cuando decidimos compartir la vida,
cuando abrimos nuestro corazón de par en par y desnudamos el alma hasta el
último rincón, cuando perdemos la vergüenza , cuando los secretos dejan deserlo,
al menos merecemos comprensión. Que se menosprecie, ignore o desconozca
fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración o, en el
mejor de los casos, ligereza. Cuando amamos a alguien que además de no
correspondernos desprecia nuestro amor y nos lastima con su indiferencia,
estamos en el lugar equivocado. Esa persona no se hace merecedora del
afecto que le prodigamos. La cosa es clara: si no me siento bien recibido
en el corazón de alguien, empaco y me voy. La misión de todos en este mundo es
encontrar la felicidad, pero la real, no la que creemos que es.


Y es verdad, muchas veces pasamos obsesionados con personas que no valen la pena, gente que uno idealiza, cuando en realidad no son ni la mitad de lo que creemos...esperamos...pensamos, mas bien dicho, queremos que sean. Este cuento realmente me gustó y me hizo pensar en muchas cosas, si bien no solo lo amoroso, la amistad. UNA REAL FELICIDAD.

Las cosas no deben forzarse, hay que dejar que fluyan, un cierto "Encántate o abúrrete" como me dijo un amigo, pero no fuerces las cosas. Pero en todo caso, ¿Qué tan dispuestos estamos realmente a sacrificar por lo que amamos?..O bueno, por lo que creemos amar.