
Juguemos a algo. Es una situación hipotética. Haz tu mejor esfuerzo para que la dinámica realmente funcione. Empecemos:
Respira profundo e imagina que eres un esclavo, vives cercado de altas murallas que no puedes pasar, e irónicamente tú mismo las construiste en algún momento de tu vida.
La persona a la que le perteneces, ideó un sistema, mediante el cual te tiene vigilado las 24 hrs. del día, sabe lo que piensas y te puede susurrar al oído, llevándote al límite e incluso llega a tener influencia sobre tus actos.
Imagina que eres tan frágil, que el más leve cambio de ambiente tiene repercusión directa sobre tu persona.
Imagina que eres dependiente de otras personas, y que a la vez, muchas otras dependen de ti.
Imagina que no te conoces a ti mismo.
Imagina que piensas demasiado, pero haces poco.
Imagina tienes los mismos conflictos con tu controlador siempre, y aún así, no los puedes evitar.
Ahora respira hondo, relájate y cuenta hasta tres...imagina que eres humano.